Durante las últimas dos semanas, gran parte de Estados Unidos y el mundo se ha movilizado para protestar contra el racismo y la brutalidad policial que ha victimizado a las comunidades negras durante décadas.
Sin embargo, así como figuras públicas apoyan y condenan el racismo existen otras que muestran a todas luces no comprender lo que sucede, es el caso de Drew Brees, jugador de los New Orleans Saints de la NFL y más recientemente Greg Glassman, fundador y CEO de CrossFit.
Ocurrió el sábado 6 de junio pasado. Glassman, tuiteó: “Es FLOYD-19”, en respuesta a un tweet del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud que clasifica el racismo y la discriminación como un problema de salud pública.
Luego de esto, usuarios de Twitter tacharon su publicación de “sorda”, racista e insensible a los acontecimientos ocurridos en Minneapolis, donde George Floyd fue asesinado a manos de la policía de dicha ciudad.
Tal polémica se generó después de su tweet que varias empresas y gimnasios comenzaron a desafiliarse de CrossFit. Entre las más importantes se encuentra Reebok, quien fue patrocinador principal de los CrossFit Games.
“Recientemente, hemos estado en conversaciones sobre un nuevo acuerdo, sin embargo, a la luz de los acontecimientos recientes, hemos tomado la decisión de poner fin a nuestra asociación con CrossFit”, dijo Reebok en un comunicado. “Cumpliremos con nuestras obligaciones contractuales restantes en 2020. Se lo debemos a los competidores de CrossFit Games, los fanáticos y la comunidad”.
Otros afiliados de CrossFit expresaron su decepción con el tweet de Glassman. Algunos, como CrossFit Magnus y Petworth Fitness, anunciaron que terminarían sus afiliaciones con la compañía de fitness.