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Sobre la Mesa
Por mucho, Tabasco enfrenta su peor crisis en administración pública, cortesía del gobernador Arturo Núñez Jiménez. Así es, el mismo que afirmó que el gobierno predecesor saqueó al estado.
Un cambio verdadero fue la principal promesa de campaña de Núñez. Su discurso se basó en la esperanza de una mejor entidad y desprecio hacia la gestión de Andrés Granier. El actual gobernador no sólo no cumplió sus promesas, su trabajo fue peor que las administraciones pasadas.
De Tabasco se puede decir lo que hay: agua dulce como en ningún otro estado del país, tierra fértil, lugares turísticos poco conocidos, entre muchos más puntos positivos. Pero también podemos decir lo que no hay: empleo, seguridad, salud, educación, pagos puntuales a trabajadores y la columna no da para citar todo lo demás.

El gobierno de Núñez está marcado por la ineficiencia e ineptitud tanto de él, como de su gabinete, al que nunca pudo meter en cintura. La situación que pasa Tabasco con su gobernador (sí, fue electo para eso) no es distinta a la que pasó Veracruz con Javier Duarte, Quintana Roo con Roberto Borge, Nayarit con Roberto Sandoval, Morelos con Graco Ramírez o Chihuahua con César Duarte. Muchos de ellos no sólo exhibidos, sino perseguidos. ¿Por qué no ha corrido Núñez con la misma suerte? La respuesta es sencilla: protección.
A nadie debe sorprender que, con Morena Núñez también tenga protección. Nestor Núñez López, su hijo, fue legislador en la Ciudad de México por Morena y ahora es alcalde de la Cuauhtémoc, una de las alcaldías más importantes y peleadas de la capital del país.
La semana pasada se presentó un hecho sin precedentes en Villahermosa. Trabajadores de distintos sectores como educación, salud y secretarías del estado, cerraron las avenidas principales de la capital. Los manifestantes exigen algo justo y que por primera vez no se les paga: sus sueldos y prestaciones. La justificación del gobierno es la más descabellada: no hay dinero.

Para poner números en contraste: en su último año de gestión, Granier tuvo un presupuesto de 34 mil 645.2 millones de pesos, en comparación con este último año de Núñez en el que el presupuesto fue de 48 mil 269 millones de pesos, hay un incremento claro. Incluso de 2017 a este año, el presupuesto de Tabasco aumentó 3 por ciento.
¿Dónde está ese dinero? Porque en los hospitales de la Secretaría de Salud no hay suficientes insumos, el robo de vehículos fue un mal que sufrieron 2 mil 459 personas tan sólo en 2018, con base en cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (los números son equivalentes a los delitos que se denuncian). En comparación con Morelos, por citar un ejemplo, el robo de vehículos este año fue de mil 526.
Son miles de trabajadores que al cierre de esta columna no han recibido su aguinaldo, cuando la Ley es muy clara: la fecha límite es el día 20 de diciembre para pagarlo. Es un insulto que Arturo Núñez, quien prometió defender la ley, hoy la violente.
A octubre de 2018 la tasa de desempleo en Tabasco fue de 7.8 por ciento, la más elevada del país. El estado se quedó en la espera de un cambio verdadero.
Sin duda, Arturo Núñez tiene que rendir cuentas, al igual que los exmandatarios de otras entidades, pues su gestión ha marcado negativamente la vida de muchos tabasqueños que hoy no tienen empleo, les robaron sus coches, no recibieron buena atención en los hospitales por la fatal de insumos o que se tienen que manifestar para exigir el pago de su trabajo.