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Tal parece que la “cuarta transformación de México” que proyectó Andrés Manuel López Obrador y Morena es una fractura en los tres ejes principales del país, es decir, en la política, economía y sociedad. Esto debido a que una de sus frases utilizadas en campaña fue “Unir a México”, no es más que una demagogia política setentera que tuvo relevancia durante la jornada electoral. Le funcionó.

Sin embargo, después de darse a conocer públicamente los resultados electorales y, hasta la fecha, a casi un mes de tomar protesta como presidente constitucional, ha tomado acciones radicales, equívocas y de gran impacto que deja entrever las intenciones reales de su gobierno. Pese a que no hay una estrategia política nacional, sino un diseño de imposición e improvisación se reflejó en unos cuantos días las consecuencias de sus acciones.

Fuente: BBC.com

¿Sin ser presidente ha gobernado bien?

Argumento absurdo que han utilizado los seguidores de Obrador para demostrar los cambios que se harán en la próxima administración, pero no es más que una falacia, ya que su consulta patito fue el resultado de que en nuestro país no habrá democracia, sino autoritarismo. Siendo más específico, lo que diga el señor presidente es lo que se hará y la “consulta ciudadana” es el amparo de sus decisiones con el cual pretende escudarse, obteniendo inmunidad y el único culpable es el pueblo quien tomó la decisión.

Este cambio de decisiones radicales ha generado en menos de tres meses una serie de conflictos internos. En primer lugar, la incertidumbre que ocasionó entre el sector empresarial al cancelar el proyecto del aeropuerto en Texcoco, pese a la gran información que tiene Obrador del megaproyecto, no le importó e impuso su voluntad mediante una “consulta nacional” que no tiene legitimidad, legalidad, institucionalidad ni vergüenza.

En segundo lugar, las declaraciones que ha hecho públicamente respecto a la forma de gobernar, al decir que todos nos debemos de acostumbrar a las consultas porque así será durante su sexenio. Declaración muy alarmante.

En tercer lugar, los escándalos mediáticos que se han generado, tanto en lo personal, familiar y político: 1) Captaron a uno de sus hijos hospedado en un hotel de lujo en Madrid, España; 2) han desmentido las afirmaciones de Obrador al declarar que el Papa Francisco vendría a México a participar en los foros de pacificación nacional; que una empresa de Francia le había entregado un estudio – proyecto para la construcción del aeropuerto en la Base Militar en Santa Lucía y; 3) su plan de austeridad.

Reflexión

Esto no es un buen panorama para México, sobre todo cuando hay acciones que no cuentan con una medición de impacto. Considero que deben cuidar la formas y reflexionar a profundidad todo aquello que pretende hacer el nuevo Gobierno. Ahora debería, por el bien de los mexicanos, cimentar las bases del cambio sistemático político – económico.

Acabar con la corrupción no es cambiar de proveedores ni tratar de borrar lo que en sexenios anteriores edificaron. Es tener la madurez política para mejorar lo que tenemos y demostrar con el ejemplo la forma de gobernar sin corromperse. El poder ya se tiene, pero falta saber ejercerlo. Dividir al país entre “fifís y pueblo”, “empresarios del progreso y los corruptos”, “la mafia del poder y los que desean la cuarta transformación” no es sano ni viable para unir a México.

México espera resultados, no un clasismo popular.

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