Twitter: @JLUIS_CUEVAS

Hace unas semana habíamos hablado sobre lo que genera el América, también, que el torneo es tan parejo que cualquiera le puede ganar a cualquiera, todos entendemos que la liguilla es otro boleto, que lo hecho en la temporada regular solo te nutre en lo futbolístico y en lo mental, dicen bien que a la Fiesta Grande no precisamente hay que llegar primero, sino que hay que saber llegar, nunca mejor dicho.

La semana pasada en este mismo espacio señalé lo importante que sería estar mentalmente sólido para afrontar el duelo, sobre todo en Cruz Azul, donde se podía entender perfectamente el temor a perder de nuevo, en esas líneas no quise decantarme por un favorito, no obstante, tras ver a Cruz Azul sobreponerse al penal fallado ante Monterrey y avanzar en la eliminatoria, lo vi preparado para lograr la ansiada estrella.

Tengo que reconocer que aunque no me gustó la final disputada, entendí perfectamente la intensidad y el miedo a perder por parte de ambos equipos, sobre todo en la ida, donde Cruz Azul controló el juego y erró las únicas oportunidades claras del encuentro, la atajada de Marchesín bien pudo valer el título de liga, el hubiera no existe, pero estoy seguro que un gol desde el primer juego pudo entregarnos una final espectacular, con todo y ello, en la vuelta Cruz Azul seguía siendo favorito, América tenía dos ausencias claves con las lesiones de Mateus Uribe y Roger Martínez, fue precisamente la ausencia del delantero y el trabajo táctico de Miguel Herrera la principal virtud del equipo azulcrema, Oribe Peralta salió del banquillo para demostrar su profesionalismo, su actitud y un par de razones que olvidaron jugadores de Cruz Azul que estaban llamados a ser referentes.

Fuente: Twitter.com/ @OribePeralta

La desconcentración llegó y me parecería injusto crucificar a José de Jesús Corona, si alguien quería ganar el juego ese era “Chuy” ¿cuántos pases no equivocaron los 22 futbolistas en el juego de vuelta? Seguramente varios, pero el de Corona fue el definitivo, ahí La Máquina volvió a ser el equipo timorato, el inseguro, el que parecería ser “Máquina” por fría y no por arrolladora, la afición celeste entendió que no estaban listos y aunque esto todavía continúa, no deja de ser frustrante para todo aquel que le va a Cruz Azul, esta nueva derrota parecería no tener explicación, como muchas otras.

Del otro lado toca destacar lo que Miguel Herrera le imprime a su equipo: DETERMINACIÓN, tácticamente el D.T. de América ha mejorado mucho, gustando o no, “El Piojo” no quiso sorpresas en las idas de la Liguilla ante Toluca y Pumas, todos sus duelos los resolvió en la vuelta, en el marco de su casa y con un discurso lleno de determinación, inculcando como pocos la contundencia que debe tener un equipo grande en los momentos claves, ¿No fue una final espectacular? Desde luego ¿el futbol fue injusto con Cruz Azul? No lo creo, el proyecto recién comienza y el resultado dice que no estaban listos para una revancha ante América. Lo único que sí me ha quedado claro tras esta final, es que Miguel Herrera está dibujado para el América, para muchos es odioso, para otros un ganador, al final un digno campeón, ahora solo queda soportar a nuestros amigos americanistas.

Hasta la próxima.

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