Twitter:@JLUIS_CUEVAS
Pocas veces me ha costado tanto comenzar a escribir, quizá es el miedo a equivocarme, a no estar a la altura de lo que Don Melquiades Sánchez Orozco simbolizó para varias generaciones, incluida la mía.
Mucho se ha dicho sobre el mito que simbolizó llegar a un lugar y hacer su propia vida, combinar pasiones y entender que esa voz inconfundible lo llevaría a su encuentro con la historia. La nostalgia entra cuando aprendes a valorar todo lo que realizas, cuando vi a Don Melquiades hace unos meses ya sin la compañía de su señora esposa (meses atrás murió), supe que el Sr. ya había cumplido su ciclo.
En innumerables entrevistas a Don Melquiades escuché una frase que, sin darle importancia, comenzó a darme vueltas en la cabeza una vez que se confirmó su partida: “la gente no envejece con las épocas, envejece cuando el espíritu ya no le da para más”, decía el “Perraco” una y otra vez, y es que para cuestiones estrictas, la voz del Estadio Azteca fuera en 1970, 1995 o 2015, lucía igual de imponente, inconfundible e inigualable, no creo que Don Emilio Azcárraga pidiera un locutor al azar, y si las coincidencias existen, esta fue una de las más grandes.
El respeto a la profesión, la pasión por lo realizado y el gusto de saberse querido por el Coloso de Santa Úrsula lo hicieron sentirse seguro de sí, en cada palabra, Don Melquiades te regresaba a tu infancia, hasta daban ganas de perderse para escucharlo decir tu nombre y escucharlo en todo el inmueble. Las pausas realizadas en los marcadores de otros partidos mientras presenciabas un juego en el Estadio, te hacían entender aún más el poder de la palabra, las emociones en cada verso te hacían querer más al juego, después, sin quererlo, la pasión te llevó a coincidir en tan bonita profesión.
En su momento no lo entendí, en 2009 haciendo un casting en Draft de Voces de Televisa, tuve la oportunidad de coincidir con el señor de manera breve en la zona de Palcos, un servidor junto con otros jóvenes, tendríamos la oportunidad de narrar algunos minutos del Clásico Nacional, alguien me llamó, desde entonces el apodo de “Pintor” ya suponía mi futuro, un asistente de producción me ubicó y Don Melquiades al escuchar “Pintor” volteó, se rio y me cuestionó ¿ Y sí pintas?, apenado contesté: “Claro, porque Comex es el color del futbol”, mención de moda hace casi una década, fueron meses después haciendo un reportaje cuando me enteré de su pasión por la pintura.
Siempre con amor y pasión, nunca mal encarado, así podría describir a Don Melquiades, quien fue uno con Doña Isela y otro sin ella, la Sra. siempre paciente, esperaba a que el “Perraco” dejara de fotografiarse con los fans, como si tratará de un ídolo de multitudes, Don Melquiades siempre sonrió y entendió su rol, de paso, también a la bola de locos que querían su foto por enésima ocasión. Tras la pérdida de su esposa, y una vez consumados los 50 años del Estadio Azteca, la Voz del Azteca seguía cumpliendo son su trabajo, al mismo tiempo, Don Melquiades “la persona”, perdía brillo. Entonces el destino entendió la frase que tanto repetía el “Perrraco”: “la gente no envejece con las épocas, envejece cuando el espíritu ya no le da para más”, y aunque su voz lucía eterna, el Pintor, el Escritor y el Locutor ya quería estar con su esposa. Descanse en Paz, Don Melquiades Sánchez Orozco, La Voz que vivirá en la memoria de todos.