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Fueron 5 días los que esperó para pronunciarse al respecto, fiel a su estilo y señorío, como si se tratara de un acto de magia y después de lograr historia pura, cuando más encadenado podía estar al club de sus amores, el galo supo hacer un acto de escapismo, ese que también nos lo arrebató en una Final de Copa del Mundo.

Siempre he pensado que “cuando estas en lo más alto de la cima, es cuando más alerta debes estar, las responsabilidades van en aumento y si antes caminabas, hoy quieren verte volar”, Zidane estuvo alerta y en su conferencia de prensa para anunciar un “Hasta Luego” del “club que le ha dado todo”, el discurso justificó toda partida.

Pasaron semanas y lejos de hablar de la pérdida de Zidane, en Valdebebas rogaban al ídolo, al último referente, al comandante de una revolución, la cual encabezó acostumbrado a siempre ser el centro de atención, soldados rasos de a poco ascendieron a sargentos (Isco, Asensio, Lucas V.), muchas veces comandaron emboscadas, fue ahí donde el Presidente buscó soluciones, sin darse cuenta que el que comenzaba a graduarlos era el General, quien fungió de maestro (Zidane), no el Soldado más condecorado (CR7).

La salida de Cristiano Ronaldo era inminente tras lo declarado en la Final de la Champions donde no fue protagonista, hoy el portugués dice no haberse sentido valorado por Florentino Pérez, el Presidente pudo imaginar que lo que quería CR7 era un poco más de dinero, no obstante, se preocupó más en su renovación o salida millonaria, sin priorizar el grupo, ese que había sido tan competitivo como su propio entrenador, al que dos años y medio atrás había llegado sin méritos propios, el que sirvió de bombero para apagar un incendio ocasionado por el propio Florentino Pérez.

Tan sorprendente fue su llegada a la Dirección Técnica del equipo como su propia salida, Zinedine Zidane llegó en medio de una crisis, similar a la que hoy vive el cuadro blanco, ganó su primera Champions como estratega y no recibió mérito alguno, estar invicto en 40 partidos entre 2016 y
2017 no fue valorado por la opinión, en su segunda temporada ganó la Liga y logró el bicampeonato en Champions, no obstante, la credibilidad a su trabajo seguía en revisión. Así llegó la tercera temporada y la historia pura con el Tricampeonato de la Champions, mientras ello sucedía, Florentino estaba más preocupado por decidir el futuro de su estrella.

Sin verlo venir, la renuncia de Zidane supuso un golpe menor para todos, menos para la plantilla, y es que, aunque en España la bomba ya había explotado con la destitución de Lopetegui a horas del debut mundialista, Florentino siguió debilitando a un ejército que en toda Europa parecía no tener puntos débiles. Todavía hasta hace unos días se hablaba de la ausencia de Cristiano, como si la gestión del vestidor y la lucha de egos en el equipo más importante del mundo fuera cosa menor, al final, el entrenador sin méritos es extrañado en Valdebebas, los que aprendieron a no depender de Cristiano llevan meses volteando a la puerta del vestuario, esperando volver a ver a su ídolo, ese que de táctica sabía tan poco que ganó tres Champions sin mérito alguno.