Twitter:@JLUIS_CUEVAS

Mucho se habló del América en las últimas semanas, mucho se ha hablado de Cruz Azul en todo este semestre, y aunque hoy una investigación de la Revista Proceso busca ensuciar el fútbol mexicano, tomaré precisamente de un Clásico Joven la mejor defensa posible a la honorabilidad de los futbolistas, de los entrenadores y de la gente que cada 15 días asiste al estadio con la ilusión de ver a su equipo campeón.

No meteré las manos al fuego por todo el gremio, no busco ser defensor de las causas perdidas, pero tampoco un borrego más de aquellos que toman la pluma u oprimen el botón “publicar” con tal de ganar un seguidor más. Cuando niño, siempre pensé que al América lo ayudaban, aquella final del 2002 entre mi Necaxa y los Azulcrema fue una de las grandes desilusiones del aficionado que todos tenemos, todavía en mis inicios en esta profesión indagué y cuestioné a Gonzalo Farfán (integrante del Cuerpo Técnico del América en 2002), buen amigo, que ofendido contestó “Pintor, es imposible poner de acuerdo a 22 cabrones”, necio como es mi forma de ser en ocasiones, le debatí “pero los parados tácticos si condicionan el juego”, a lo que contestó entre risas, “ok, supongamos que tienes razón, ¿y la atajada que hace Adolfo Ríos en Tiempos Extra?”, pocas veces me habían dejado sin argumentos como aquella tarde lo hizo Farfán.

En efecto, Ríos (Portero de América) hizo una atajada espectacular al colombiano Carlos Gutiérrez que pudo ser el Gol de Oro de un título más para los Rayos. Es una realidad que en la industria del fútbol cada vez se mueven mayores cantidades de dinero, pero también es un hecho que el riesgo que supone amañar un partido es mayúsculo, por tanto, en este momento me resulta difícil pensar que en la primera división alguien pueda llegarle al precio a un futbolista que posee uno de los mejores salarios del país.

Viajemos al 2013, Cruz Azul venía de ser campeón de Copa, Guillermo Vázquez había conseguido -después de mucho sufrir-, darle un título a La Máquina, equipo que hoy en día no concebiríamos sin el Bullying, en la final de Liga y ante un marco inmejorable tenía enfrente al América, el odiado rival, equipo disminuido tras la expulsión de Molina y que además perdía en el global 2-0, Teófilo Gutiérrez tuvo el 3-0, el exceso de confianza, una mala pasada del fútbol, una desatención, lo que haya sido, lo hizo errar, el ímpetu americanista empujó hasta el final y la historia la conocemos todos, América fue campeón y aunque no lo crean, hubo quien me pregunto sobre la fidelidad del juego mostrado, insinuando que Cruz Azul se había dejado ganar por el América, aquella noche épica del Azteca no la olvidaré nunca, aquel día me cayó el veinte de aquella plática que tuve años atrás con Gonzalo Farfán.

En el fútbol como en toda industria convivimos con polos opuestos, gente que muchas veces busca beneficiarse del entorno sin mover un solo dedo, no tendría que resultar tan fácil cuestionar la honorabilidad del que invirtió toda su vida en prepararse para ser el mejor, aquella atajada de Ríos en 2002, aquella falla de Teófilo en 2013 pudo cambiarlo todo, los caprichos del balón solo los entienden unos cuantos, y créanme que no son los que hoy acusan solo por vender.

HASTA LA PRÓXIMA