El primer viaje de Pancho –mi labrador-, fue a Michoacán, nos quedamos en un hotel encantador y petfriendly.
Los dueños del lugar tenían tres labradores, por lo que Pancho tuvo con quien jugar. Como siempre, se portó espectacular.
Después de un fin de semana perfecto, hicimos check out, subimos las maletas al coche, y caminamos un poco antes de iniciar el viaje de regreso.
Pasamos al lado de la alberca –como lo habíamos hecho ya muchas veces-, Pancho se acercó, y parecía que tomaría agua, así que sólo le dije: no. De pronto, en un segundo, Pancho ya estaba chapotenado en la alberca, les juro que lo vi sonreír de emoción.
No tuve corazón para regañarlo, y afortunadamente a los pocos segundos salió, se sacudió y caminó orgulloso de su gran aventura.
Confieso que no pude más que reír, y aunque me moría de pena, estoy segura que con tres labradores en ese hotel, la situación debe ser más que frecuente. ¿Porqué lo digo? Porque los labradores fueron criados para nadar ¡aman el agua!
Cuenta su historia, que la idea era criar a un perro que recogiera las redes de los pescadores y ayudar a los cazadores a cobrar las presas en el agua.
Su cuerpo está hecho para el agua: tienen dedos como de pato, es decir, tienen uniones entre cada dedo de las patas para funcionar como aletas. Su cola es como la de las nutrias para que les ayude a nadar mejor pues les ayuda a darles dirección, como si fuese un timón.
También tienen doble capa de pelo, una corta y una larga, que es especialmente grasosa para repeler el agua y permitir que se sequen más rápido y no padezcan el frío de las aguas de río donde fueron criados por primera vez en Canadá.
Pero ojo, no todos los perros pueden o deben nadar. Hay razas que prácticamente puedes exponer a morir, y estas son las de hocico chato como el pug, bulldog francés, bulldog inglés, el shi tzu, o los de patas cortas como el dachshund o el basset hound.
En el primer caso, su capacidad respiratoria es torpe, y su fisonomía permite que entre agua fácilmente por su nariz, creando una combinación peligrosa que los puede asfixiar. En el caso de los de patas cortas, el problema es la desproporción de su cuerpo y extremidades, impidiendo un correcto movimiento para mantenerse a flote.
Otras razas de perros, no tienen el pelaje o las capas de pelo adecuadas para aislar el frío de su cuerpo y secarse rápidamente, pudiendo sufrir de hipotermia, como el caso del maltés.
No quiere decir que estas razas nunca podrán nadar, pero si deberás intentarlo en condiciones de cuidado extremo. Existen salvavidas para perro que les permiten hacerlo de manera más segura, además de procurar estar con ellos en todo momento y hacerlo en lugares de baja corriente y profundidad, y en temporada de calor.
Así como las albercas son un riesgo para los niños solos, sucede igual con los perritos. Hace unos años, un miembro de la comunidad Smart Dogs de raza bulldog francés, murió en su casa de Cuernavaca al caer a una alberca, por lo que estar informados es muy importante.
Los perros no siempre saben nadar de manera natural, exponerlos al agua sin supervisión, entrenamiento previo y precauciones tiene riesgos muy altos, todos queremos ofrecerles experiencias divertidas a nuestros perrunos, pero la seguridad es primero.
Y a sus perritos ¿les gusta nadar?