Ella era conocida por vender tacos en la calle, los vecinos de la vecindad Peralvillo 22 ubicada en la colonia Morelos en la capital del país. Sus cercanos la recuerdan por su gran sazón. “Araceli cocinaba muy bien, me gustaban mucho los sopes que hacía, así gorditos, con salsa roja”, recordaba su amiga Minerva.
De acuerdo con su hija, ella llevó a Araceli al hospital el 13 de abril, pero su estado de salud estaba muy mal. Solo aguantó una noche más y a la mañana siguiente dejo de respirar. Iraís, su hija, dice que su mamá, de 65 años, todavía tuvo un momento de lucidez el lunes y logró despedirse de ella. Sus vecinos sospechaban que murió por COVID-19 y que pudo contagiarse en su última visita al hospital en marzo.
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“Nos despedimos, nos perdonamos, cerramos ciclos y nos pusimos en manos de Dios”, declaró. Desde hace varias semanas, las autoridades del país recomendaban a los mexicanos a no salir de casa, a mantener su sana distancia y las medidas de higiene necesarias.
Aunque los casos de contagios iban en aumento, los vecinos decidieron despedir a Doña Araceli. El miércoles 15 se organizaron para hacer una serie de rosarios en nombre de su vecina y amiga.
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Con las medidas de sana distancia respectivas, los acompañantes se reunían a las 19:00 horas para rezar frente al altar que tienen en su patio. Ellos han estado acostumbrados a tener una vida colectiva y no hacerle un rosario a Araceli no estaba en sus planes.