Florence Nightingale es considerada una pionera de la enfermería moderna por la lucha de su profesión durante su vida.

Su nombre fue inspirado por la ciudad italiana de Florencia, donde nació en 1820, y creció junto con su hermana Parthenope.

Florence y su hermana fueron criadas al estilo de la clase alta de la época, por ella debía ser educada bajo clases personales de su padre, sin salir de casa.

Por lo que sus estudios se vieron influenciados por los clásicos de la filosofía y las lenguas modernas, pero Florence siempre destacaba por su habilidad con los números y la ciencia.

En una ocasión los papás de Florence llevaron a toda la familia de viaje por Europa, viaje que desarrolló las habilidades de la más pequeña de los Nightingale al registrar detalles estadísticos de la población, hospitales e instituciones de caridad.

Sus padres no aceptaban los gustos por las ciencias duras que Florence estaba desarrollando hasta el punto de horrorizarse cuando ella les confesó que la enfermería era su vocación.

Sus padres no podían permitir que una joven bonita, inteligente y adinerada tuviera un futuro de servicio, pues consideraban está actividad como un trabajo modesto que solo debían ejercer los sirvientes.

La familia Nightingale esperaba que Florence se casara con un hombre a la altura de su hija pero para ella estaba convencida que casarse no era su futuro.

No anticipo que los episodios de amor serán frecuentes en su vida” escribió la madre de Florence en 1838, según el diario BBC.

Tras largas peleas contra la resistencia de su padre, Florence se convirtió en enfermera y en 1853 cuando la Guerra de Crimea estalló y entonces un hombre pidió su ayuda.

Sidney Herbert, el secretario de Estado en Guerra, le pidió como superintendente de un hospital en Londres reclutar a 38 enfermeras a un hospital de Turquía.

Al llegar limpio el lugar y ordenó a las enfermeras atender a los soldados heridos con decencia y respeto.

Al ver su ardua labor salvando la vida de los soldados heridos, alguien retrato su Florence velando por la salud de los enfermos con una lámpara, la imagen se difundió por todos lados.

Y aunque Florence no gustaba de la fama decidió usarla como una poderosa arma de lucha para salvar más vidas.

Florence convenció a la reina Victoria de convencer al gobierno para establecer una comisión que investigara la salud de los elementos del ejercito.

Entre el famoso estadístico William Far y John Sutherland comisionado sanitario de la época ayudaron a la señorita Nightingale a analizar datos complejos.

El resultado fue impactante: de las 18 mil muertes de los soldados, 16 mil eran por enfermedades que se pudieron prevenir pero se desplegaron por falta de higiene.

Este fue el inició de la lucha de una mujer enfermera que escribió libros para que su conocimiento le ayudara a más profesionales que quisieran dedicar a esta noble labor.

Florence enfermó pero debido a que era rica pudo contratar cuidados privados y entonces entendió que el cuidado médico no estaba al alcance de todos.

Desde entonces mandó enfermeras entrenadas a casas de trabajo para ayudar a quienes más lo necesitaban.

Florence fue la primera mujer que recibió la Orden de Mérito de Reino Unido en gratitud por su trabajo en el la salud, la ciencia y la literatura.

Florence Nightingale murió a los 90 años, dejando un legado histórico para las mujeres enfermeras y para el trabajo de la enfermería en el mundo.